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La Blanca Ciudad

viernes, 16 de agosto de 2013



LA CHICHA DE JORA
Desde años remotos, en las picanterías de Arequipa el infaltable 
vaso de chicha de jora ha sido el mejor complemento de las comidas, pues aquel que llega a nuestra ciudad y no prueba un vaso 
de chicha no ha probado nada.
La chicha de jora es una bebida parcialmente fermentada generalmente de guiñapo y de quinua, desde la época prehispánica 
se elaboraba en países como Colombia, Perú, Ecuador, Chile y 
Argentina.
Los indígenas de los Andes la preparaban así: primero cocinaban 
el maíz, después de molerlo lo mezclaban con agua y lo fermentaban en chombas de barro, lo tapaban y esperaban un tiempo 
prudencial. Se utilizaba en las fiestas y ritos ceremoniales. Es una 
bebida popular, refrescante, tiene poca graduación alcohólica y 
elevado contenido de azúcares, características que dependen del 
proceso de elaboración.
Una de las más antiguas vendedoras de chicha de jora es la señora Lola Mariño Rodríguez, anteriormente las vendedoras de chicha estaban ubicadas en los exteriores del Mercado San Camilo, 
ahora han sido reubicadas al interior.
Doña Lola está dedicada a la venta de chicha hace más de 17 
años, ella recuerda con nostalgia a “La Pola”, “La Characata” y 
“La Tomasa” sus compañeras de antaño, con las primeras que 
empezó esta tradición. Antiguamente las vendedoras tenían una 
jornada corta de trabajo desde el mediodía hasta las tres de la 
tarde, ahora las cosas han cambiado empiezan a las ocho de la 
mañana y se quedan hasta las siete de la noche.
Lola Mariño nos cuenta que este oficio le ha permito educar a sus 
siete hijos, y la clave ha sido mantener siempre una sonrisa en los 
labios ofreciendo su producto con la clásica frase “chicha, joven” 
pues sin duda siempre hay un momento para poder disfrutarla y 
poder saciar la sed.

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